Astorga. Febrero 2016
En torno al carnaval de este año un grupo de profesores de este instituto con algunos familiares y amigos se han dado cita en Astorga. La razón: comer un cocido maragato, que se empieza por la carne, se sigue con los garbanzos y se acaba con la sopa.
Pero nuestra cicerone, Bea, no podía dejarnos ir sin enseñarnos, además, esta ciudad milenaria, punto de encuentro de la Vía de la Plata y Camino de Santiago francés. Paseamos por la catedral, el Palacio Episcopal de Gaudí, la casa del poeta Leopoldo Panero y familia, por donde pasaron miembros de la Generación del 27; la Plaza Mayor y llegamos hasta la muralla y domus romana para ver el hypocaustum (la gloria de las casas de algunos pueblos castellanos) y algunos mosaicos romanos.
No podemos olvidarnos de sus productos gastronómicos como el embutido, los hojaldres y las mantecadas. Y también el chocolate. Sí, el chocolate.
Bea nos preparó una visita al Museo de Chocolate con degustación incluida. El edificio es de principios del siglo XX y fue la fábrica y residencia de un chocolatero astorgano. Al entrar se recrea una antigua tienda .Allí puedes comprar chocolates artesanos de Astorga y comarca. Desde la recepción se entra a las distintas salas donde se presentan los orígenes y valores históricos del cacao, su cultivo, países productores y consumidores…; se muestra las distintas formas de trabajar el cacao y elaborar el chocolate en Astorga (“a brazo” y con maquinaria); se exponen objetos relacionados con la preparación y consumo del chocolate a la taza y piezas relativas a su estilo originario como el mexicano. En el recorrido también podemos ver las piezas relacionadas con la publicidad, las litografías que usaba la imprenta que trabajaba para este sector y fotografías de chocolateros de la ciudad.
Tras visitar el museo hicimos un cata de diversos chocolates y vimos trabajar a un chocolatero que nos iba explicando el proceso de elaboración de bombones, piruletas y corazones de chocolate que nos dejó degustar al final, para delicia de todos.
Os preguntaréis cómo llegó el chocolate a Astorga. Parece que llegó en 1545 cuando se acordó el casamiento de una hija de Hernán Cortés con un heredero del Marquesado de Astorga. Este producto se incluyó en la dote de la novia. Con el tiempo los españoles se habitúan a este alimento.
La comercialización de este producto en Astorga se debe a que la Diócesis de dicha ciudad lo consumía habitualmente y a la labor de los arrieros maragatos que comerciaban con el puerto de La Coruña. Estos abastecían a la ciudad con productos de ultramar como el azúcar y el cacao americano.
Bea supo elegir el día, ya que ese sábado en Astorga se celebraba el desfile de carnaval para no coincidir con el de La Bañeza del fin de semana anterior. Ellos lo llaman el Sábado de Piñata. Así que la tarde la pasamos de CARNAVAL.
Pilar Enrique Aguado